miércoles, 14 de diciembre de 2011

Última hora, con Carol.

Sí, era verdad que tocaba a última hora su tan admirada, plástica. La odiaba, nunca se le había dado bien dibujar como aquel profesor indicaba, pero si querías aprobar, no quedaba más remedio que profundizar en la asignatura. Pero ese día, fue diferente a todos los demás. Cuando pasó a penas unos 15 minutos de comenzar la clase, todos estaban petrificados, en especial, Carol.

- ¿Estáis de acuerdo? - fijó aquellos ojos que tanto miedo daban, en cada uno de aquellos alumnos de 3ºA.

Carol miró a toda la clase. ¿Por qué nadie hablaba? En ese instante, le llegó una nota. "¿Tú estás de acuerdo?" Arrugó la nota, y algo molesta, se levantó, ante el asombro de todos sus compañeros.

- ¡Pero qué os pasa, joder! - dijo algo alterada, pero se dio la vuelta e hizo un gesto, pidiendo perdón al profesor ante la palabra dicha. Empezó a andar entre las filas de sus compañeros, los cuales estaban asombrados - ¿No os dais cuenta de lo que nos acaba de proponer? Vamos a ir a Londres, a recordar los momentos de la mancha morada, a reírnos, ¡a recordar cada rincón y momento, como estuvimos en 1º!

- Pero Carol... Entiéndenos, ¡vamos a ser los monitores de un campamento! ¡Nosotros, que ni nos callamos en los exámenes! - dijo alguien, que estaba al final.

- Ya veo que no os habéis dado cuenta... - dijo, como si eso no hubiese sido con ella - Yo voy a ir a Londres, y voy a ser una monitora de un campamento, porque sí, yo estoy de acuerdo - dijo firmemente y se cruzó de brazos, ante la mirada inquietante de sus compañeros. -

- Y yo.
- Y yo también.

Y conforme se iban levantando, iban dando su propia aprobación con respecto a la pregunta del profesor. ¿Y Carmen? Su mejor amiga estaba sonriendo y... ¿estaba agarrada de la mano de Pablo, el que era su mejor amigo? Pero... En ese momento, algo llamó más su atención que sus mejores amigos.

- Por cierto, ¿quiénes van a ser las personas que van a nuestro campamento? - repitió, la chica del fondo, que parecía más animada esta vez.

Toda la clase miró al profesor, y éste, se giró y miró a Carol, la cual no entendía nada. ¿Por qué la estaba mirando a ella?

jueves, 8 de diciembre de 2011

El comienzo de todo - David.

Se acercó a la ventana para abrirla y correr las cortinas, ya que se acababa de levantar.
Para su sorpresa, estaba nevando. ¡Estaba nevando! Era la primera nevada del año en el barrio.
Una sonrisa asomó por su rostro, cansado de haber estado de fiesta hasta tarde.
Una música de pronto apareció de fondo. Era la radio, con los "4O Principales", sintonizada en 95.4
¿De dónde llegaba el sonido? Ni él mismo lo sabía.
- David, ¿a qué hora llegaste a noche? - al ver que tardaba en contestar, le repitió de nuevo la pregunta - Venga, contestame.

David suspiró, largo. No se llevaba nada bien con su madre, siempre estaba obligándolo a hacer cosas que él no quería, así que tampoco se preocupaba por contarle las cosas que a él le gustaban hacer.

- Pues... no lo sé, porque ni me interesé en mirar el reloj. - se giró para mirar a su madre y con una sonrisa falsa, se giró de nuevo, dándole la espalda. Su madre, cansada ya de que se repitiera esa escena durante todas las semanas, se fue, agotada por la situación.

Puso los ojos en blanco. A él tampoco le agradaba esa situación. 
Bostezó mientras se dirigía a coger el móvil. Nada. Nada nuevo.
De fondo se seguía escuchando los "4O Principales" y echó un vistazo a su alrededor.
La habitación era enorme, incluso mejor que una suite del mejor hotel. Andó hacia el baño, que también era bastante amplio y muy lujoso. Se notaba que su familia no estaba falta de dinero.

Abrió el grifo del agua fría y caliente a la vez, dejando que la bañera se llenase.
Mientras eso ocurría, se miró al espejo y se despeinó ese pelo rubio que tenía y que a tantas chicas traía locas.
Al fin se decidió y se quitó la ropa que conservaba aún, que apenas eran unos pantalones largos azules de pijama y una camiseta de tirantes blanca. Aunque estuviesen en invierno, no soportaba dormir con manga larga.

Cuando terminó, sin pensárselo, se metió en el agua.
Cerró los ojos. Se relajó, o por lo menos eso era lo que intentaba hacer. Un suspiro, otro, otro y otro más... ¿Qué le pasaba?

Había hecho lo mismo que otros jueves a la noche. Bah, ¿qué importaba? Hoy tenía las clases a la tarde, seguro que se le pasaría.

De repente, una vibración, precedida de un tono: "Lo que no ves" de Pol 3. 14.
" Antes de que amaneciera, salí huyendo de tu cama .... "

Y ahí se paró, al parecer era una llama o un toque.
¿Quién sería? La verdad, no le importaba demasiado en ese momento, pero David no sabía que en el futuro sí lo haría.

El comienzo de todo - Carol.

"Es una pesadilla, simplemente eso". Se lo había  repetido una y mil veces en lo que iba de día. Daba pequeños golpes en el suelo de la clase, con sus no tan viejas, pero sí disfrutadas "Converse All Star". 


-¡Mierda, los cordones...! -  se mordía el labio inferior con los dientes protegidos por un aparato, que en la mayoría de veces, pasaba desapercibido. Se agachó y apoyó el pie de cuyos cordones no estaban atados, en la silla de su compañera de mesa. Mientras, ella seguía maldiciendo esa situación en voz baja.


- Veamos, señorita Carol... ¿No le gusta como le explico al resto de sus compañeros, el sujeto agente y paciente? Porque, si la respuesta es afirmativa, salga usted y demuéstrenos como lo haría. Pero tiene que tener una cosa clara, estos tienen que entenderlo perfectamente, pero claro - señaló con la tiza al resto de los alumnos de la clase, amenazador con sus palabras - ellos deben atenderla y dejar de hacer otras cosas que no deberían.


Sin saber el porqué, esa situación le hizo gracia, y sin darse a penas cuenta, soltó una carcajada, que fue precedida sin demorarse demasiado por la de sus compañeros, contagiados por la misma.


- ¿Qué les hace tanta gracia ? - el profesor, sin embargo, se encontraba sentado en la silla que le correspondía, esperando una respuesta que no se demorase mucho. 


Por el contrario que todos ellos, él no mostraba ningún gesto respecto a la risa de sus alumnos.
En ese mismo momento, las carcajadas desaparecieron. Un silencio bastante incómodo para los alumnos, pero a la vez divertido para el profesor, surgió en el ambiente.


- Perdone, profesor, hubo un... percance y tuve que agacharme un instante... - mostraba total sinceridad, pero el profesor no terminaba de creerla.


Con un movimiento, él se dispuso a la pizarra, pero justo en ese momento pasó. Sí, pasó lo que llevaban esperando desde las 8:15 a.m. Había tocado el timbre, aquel que indicaba que solo quedaba una hora para salir de allí, de aquel infierno de día.


Cogió su mochila, ya que se tenían que cambiar a otra aula, pero aún no sabían qué clase tocaba. Ese día estaba más despistada de lo normal, se sabía el horario de memoria, pero ese día nada le salía bien.


Nadie sabía, que el día de Carol, en la clase siguiente, iba a empeorar. ¿Porqué el destino una vez que se pone en contra de alguien, no lo suelta hasta que no puede más?